viernes, 15 de marzo de 2013

Divinas tentaciones: los charcos

El poder de atracción que ejerce un charco en un niño.


¿Qué tipo de encantamiento posee el fondo de ese diminuto estanque para que el niño sienta la irresistible tentación de pisarlo, saltarlo, chapotear en él?




Creo que los traviesos duendes se esconden en las turbias aguas de los charcos o quizá haya cantos de pequeñas sirenas que los niños escuchan como susurros y embelesan de alguna forma sus corazoncitos.

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